La voz cantante de Apología de las Sombras, de Silvia Rins, nos informa en el primer poema en prosa del libro, que fue uno de aquellos hombres encadenados a la cueva y que escribe para explicar –a los lectores, claro está– La Verdad. Lo que es, con mayúsculas, que al final del poema prólogo, cuando sepamos que el pobre diablo está muerto y sólo puede atestiguar acerca de dicha verdad, sabremos que no se trata de la que postulan la razón o la filosofía, sino la que intuye la poesía, y percibe con vista, tacto, gusto, olfato y oído, la propia existencia.
Dibujo incluido en el libro de Antonio Beneyto
Pero la voz poética no abandona nunca la ambición metafísica, la persecución o búsqueda del ideal, a pesar de que en ciertas ocasiones lo que es, es decir, la verdad, se revele callejón sin salida, tal como ocurre en la Refutación 5.
La poética de Silvia Rins no ilustra un caso de metempsicosis acaecido a un discípulo platónico que se inmiscuyera en ella tras un salto en el tiempo de dos mil quinientos años. No, este poemario es el diario de viaje de un descenso a la propia vida de la autora, nacida en el último tercio del siglo XX, joven devota de Iron Maiden, militante de la igualdad y fraternidad de géneros que es, como toda vida de poeta, la colección de sombras que nos ofrece la caverna socrática de los Diálogos platónicos en el presente.
La expedición es equiparable a la temporada en el infierno de A. Rimbaud, y a las demás exploraciones iniciáticas del mundo de los muertos que registra la literatura. Sólo los ángeles caídos son beneficiarios de la libertad plena, al precio de la condenación. Pero esos ángeles caídos son la esencia misma de la poesía, que no construye, sino que destruye, que siempre destruye tópicos, certezas aparentes, autocomplacencias: falsedades.
El poema en prosa que cierra el libro, LA AUTORA FUERA DE LA CAVERNA, y que funciona como postfacio, reafirma el carácter de muerte ritual o iniciática, o incursión infernal que comporta la composición de esta Apología. La visita al Hades o a Dite es la aventura de la razón intentando explicar la existencia, cuyos horrores y dichas resultan extravagantes a todo discurso racional o filosófico. Sólo asequible a la existencia y a su sexto sentido: la intuición poética.
Daniel Alcoba
Texto accesible en la web de la Editorial Devenir.
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