Todo el honor de las mujeres
consiste en la buena opinión que de ellas se tiene (Miguel de Cervantes).
Dentro del ciclo Orden y Caos, el pasado 18 de mayo se celebró la presentación de los libros de Fernando Arrabal Pingüinas y Un esclavo llamado Cervantes, publicados por Libros del Innombrable. La mesa redonda contó con la intervención de Francesc Cornadó, Ivan Humanes, Raúl Herrero, Silvia Rins y Jaime D. Parra, que hablaron respectivamente del Renacimiento, la Perturbación, la Alusión, el Género y lo Extraño.
Hay una asombrosa correlación entre Un esclavo llamado Cervantes y Pingüinas, que al editor no pasó inadvertido al decidir publicar ambos en un mismo volumen. Y esta relación casi especular -aunque Pinguinas se trate de un espejo oscuro, líquido, fluctuante, como un agujero negro, una puerta abierta al Universo o la mente o a un hipertexto donde todo es posible- pasa por las mujeres cervantinas. Podríamos decir que el drama se retroalimenta de algunos datos sobre ellas expuestos por el ensayo. Pero si el ensayo desafía el tiempo lineal, el drama está inmerso directamente en el multiverso. Es una ficción pura, y el teatro un género que permite a Arrabal desplegar toda su pasión por ciencia ficción y la metafísica, todas las posibilidades de un discurso caótico y riguroso a la vez, donde tienen cabida todos los tiempos –del S. XVI al XXI- todas las referencias culturales –desde Pitágoras a Espinete, Chewbacca y Youtube-, todos los registros lingüísicos, desde la cita más sublime a la expresión más soez. En esta ceremonia de la confusión se hallan inmersas las protagonistas de “Pingüinas”, diez moteras apocalípticas que buscan su lugar en el mundo y se preparan para viajar a la luna en un caballo mecánico que les ha regalado la televisión, desconocemos con qué intenciones hasta el final de la obra.
Se puede leer una reseña del acto en el siguiente enlace.
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